Filosofía para todos

“Nadie se dedica full time a estos interrogantes radicales porque nadie filosofa día y noche. Pero todo el mundo, antes o después, empujado por albricias o desgracias, filosofa alguna vez en su vida, es decir, se hace a su modo las grandes preguntas.
Y es que vivir resulta una tarea fundamentalmente intrigante”.
Fernando Savater, Libre mente.

Existen dos prejuicios muy extendidos que inhiben o paralizan a las personas que se plantean un acercamiento, aunque sea eventual, a la Filosofía. El primero de ellos induce a pensar que la Filosofía es una disciplina árida y tediosa, apta sólo para mentes tortuosas que disfrutan perdiéndose en ensoñaciones teóricas que poco o nada tienen que ver con la cotidianidad. Sin embargo, leer a Platón, Descartes, Nietzsche o Gadamer supone para el que desee intentarlo un goce estético semejante al que experimenta cualquier lector de Stevenson, Borges, García Márquez o Rulfo. Hay autores para todo tipo de lectores que se acercan a ellos en virtud de lo que cuentan y cómo lo cuentan. Si leer a Platón o Descartes es más fácil que a Nietzsche o Gadamer, o si leer a Rulfo o Borges es más complicado que a Stevenson o García Márquez, son disquisiciones secundarias que permanecen a un lado cuando uno se deja llevar por la música de las palabras.

Además, todos los escritores, tanto autores de ficción como de ensayos, trabajan con la misma materia: son artesanos de palabras, que intentan perfilar las ideas que bullen en su mente y comunicarlas del mejor modo posible a los demás. Su objetivo no es otro que crear un microcosmos de sentido a través del lenguaje, una realidad lingüística que tenga la capacidad de influir en las personas. En ocasiones, ese esfuerzo se convierte en una lucha titánica con el lenguaje para que refleje con exactitud y nitidez el desordenado caudal del pensamiento.

Uno de los objetivos de la Filosofía es clarificar aspectos que son importantes en nuestra vida: la naturaleza de los objetos que nos rodean, la posibilidad y condiciones del conocimiento, la moral, la política, etc. Sin necesidad de llegar a la intensidad con la que Sócrates experimentaba su amor a la sabiduría –eso es precisamente lo que significa “Filo-sofía”: inclinación, amor o tendencia a la sabiduría- al proclamar que “una vida sin reflexión no merece la pena ser vivida”, podemos afirmar que plantearse cuestiones como las anteriores no le va a hacer mal a nadie, y quizás le ayude a comprender un poco mejor el mundo que le rodea y a sí mismo dentro de ese mundo.

El segundo prejuicio indeseable sobre la Filosofía establece que es necesaria una formación académica previa para acceder a las alturas en las que se desenvuelven los argumentos filosóficos. Evidentemente, si el lector cuenta con una preparación académica parte de una situación de ventaja respecto a quien no la tiene. Pero esto no quiere decir que no existan obras ni autores accesibles al público no especializado. Los libros de Platón o Descartes están escritos con una prosa diáfana y didáctica, accesible a cualquiera que desee acercarse a sus textos, tenga o no una formación filosófica previa.

Por otra parte, contra este prejuicio se puede argumentar que la falta de preparación académica no es algo que afecte sólo a la Filosofía, sino también a todas las demás disciplinas. Aún así, es razonable pensar que no hace falta estudiar Historia del Arte para poder apreciar y admirar la belleza de la Capilla Sixtina, si bien es cierto que los ojos del experto posiblemente sabrán apreciar otros detalles que pasarán inevitablemente desapercibidos a la vista del principiante.

Por supuesto, siempre será de ayuda graduar las lecturas filosóficas a medida que el lector vaya ganando niveles de competencia, así como comenzar con aquellos temas que se encuentren dentro de sus intereses y motivaciones personales. Resulta tan inapropiado introducirse en el mundo de la Filosofía de manos de Heidegger como iniciarse en la lectura de novelas con el Ulises de Joyce. Como en otros muchos aspectos de la vida, simplemente conviene dejarse aconsejar por el sentido común. El resto es una cuestión de perseverancia e interés. Y también un poco de suerte.

Comentarios

  1. Motivador tu artículo. Dan ganas de ponerse a leer filosofía. Apoyo la idea de que uno debe adentrarse por lo que le resulta más afin. Todos hemos reflexionado sobre cosas y siempre encontraremos autores que coincidan con nuestras reflexiones cuya lectura nos permitirá dar profundidad a las nuestras. Precisamente acabo de dar con uno Rene Girard que "apoya" mis teorías acerca de somos seres imitadores, nuestro comportamiento es imitación de los otros. ¿qué sabes de él?

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  2. Lo siento, pero no puedo ayudarte. Es un autor que desconozco. El objetivo del artículo era combatir prejuicios tales como que la Filosofía sólo es apta para un círculo cerrado y más bien raro de lectores, que requiere un alto nivel de especialización o que es una disciplina aburrida. Me alegro que su contenido anime y motive a leer Filosofía. La Filosofía puede ser muy gratificante si se le sabe sacar partido.
    También hay muchos escritores que tienen una prosa filosófica. Este es un tema que a mí me interesabastante: los puentes entre la Literatura y la Filosofía.
    Por ejemplo, uno de esos autores es el ubicuo Borges. También Kundera. Por supuesto, "El extranjero", de Camus.
    En castellano, también hay excelentes representantes, aunque no se les haga mucho caso. Unamuno, por ejemplo. Los capítulos finales de "Niebla", en los que el protagonista se rebela contra el propio Unamuno y va a hablar con él, no tienen desperdicio. "San Manuel Bueno, Mártir", una joya. También, "El árbol de la ciencia", de Baroja.
    Me temo que infravaloramos estos libros porque nos obligaron a leerlos en nuestra época de estudiantes. Una auténtica lástima.
    Por cierto, hay un libro que rastrea la huella de la filosofía de Nietzsche en los autores españoles: Gonzalo Sobejano, "Nietzsche en España (1870-1970)", Gredos, 2009. Están todos estos que he citado anteriormente y muchos más.
    Para iniciarse en la Filosofía, se puede comenzar leyendo "¿Qué es filosofía?" o "Unas lecciones de metafísica", dos cursos de introducción a la materia de Ortega y Gasset. Yo me enganché a la Filosofía con ellos. Explicaciones cristalinas con una prosa amena y didáctica. Pura maestría.
    Manuel Cruz es un filósofo que publica unos artículos de prensa bastante buenos, con un marcado sesgo filosófico, recopilados en libros como "Cuando la realidad rompe a hablar" (Gedisa) y "Siempre me sacan en página par" (Paidós). Ambos muy recomendables. Por supuesto, también Fernando Savater.
    Saludos.

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  3. Se agradecen las recomendaciones de introducción. Yo tengo una Breve Historia de la Filosofía de Justus Hartnack que está bien como repaso y recuerdo de aquello que aprendimos en el BUP y COU de antaño. Eso sí, va como una bala, si no le suenan a uno los autores que trata no creo que sea muy útil.

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