“Que no se trata de una ciencia productiva, es evidente ya por los que primero filosofaron. Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración (…) De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no por alguna utilidad”.
Aristóteles, Metafísica.
Como cada año desde que la Unesco proclamó el tercer jueves de noviembre Día Mundial de la Filosofía, los debates sobre la utilidad y pertinencia de la filosofía en la educación proliferan no sólo el día del evento, sino que se prolongan durante los días adyacentes al mismo.
Con ánimo de aprovechar la coyuntura, quizás no sea ocioso ni gratuito recordar a quienes cuestionan el papel de las humanidades en unos planes de estudio cada vez más orientados -o más desorientados- hacia disciplinas científicas altamente especializadas y prácticas algunas consideraciones sobre la educación en general, y sobre la enseñanza de esa noble y vetusta disciplina que es la filosofía en particular.
Para empezar, no está de más recordar que tanto la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 26) como la Constitución española (artículo 27) afirman que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales”, y a continuación ambas señalan que la manera más adecuada de lograr ese objetivo es mediante “la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos” (DD. HH.) y “el respeto a los principios democráticos de convivencia” (Constitución española de 1978).
Asimismo, la Ley Orgánica de Educación (LOE) que regula el sistema educativo español, además de recoger en su primer capítulo estos preceptos, señala que uno de los fines de la educación debe ser “la preparación para el ejercicio de la ciudadanía y para la participación activa en la vida económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable y con capacidad de adaptación a las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento”.
Por eso resulta incomprensible que cada año todavía muchas personas muestren públicamente sus reticencias sobre la contribución de una disciplina como la filosofía, basada en el ejercicio autónomo de la razón y el desarrollo de la capacidad crítica, en la consecución de los objetivos citados anteriormente, y que han sido ampliamente reconocidos y confirmados por la mayoría de los ciudadanos.
En un artículo del año pasado por estas mismas fechas, Víctor Gómez Pin señalaba que “es un desprecio a los ciudadanos considerar la vida del espíritu como cosa de minorías exquisitas y designar para el común la alternancia entre un trabajo puramente mecánico (cuando lo hay) y un ocio estéril” (“Filosofía y derechos humanos”, El País, 13/11/11). La filosofía contribuye a crear y a hacer un poco más habitable ese espacio de libertad que separa al ser humano del mundo natural.
Ese espacio de autonomía, que el ser humano ha sabido ganar a la naturaleza primaria y salvaje, consigue elevarlo a la categoría de un ser moldeado por la razón y el lenguaje y, además, lo diferencia del resto de los animales cuya vida se configura como una mera repetición ciega e instintiva. Despreciar la filosofía por creer que es un saber carente de utilidad o de fines prácticos dice mucho, y no precisamente a favor, de quienes expresan esa opinión.
Como afirmó Aristóteles sobre la filosofía en los primeros párrafos de su Metafísica, “es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna utilidad, sino que, así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma”. Se puede decir más alto, pero no más claro.
¿Por qué no me gusta la LOMCE?
ResponderEliminarBásicamente y entre otros motivos porque destierra del sistema educativo dos de las materias más productivas del currículo: la Ética y la Historia de la Filosofía. Sí, no me he confundido, no me he vuelto loco cuando digo que son de las más productivas.
Supongo que cuando se elabora un plan de estudios se persigue dar la mejor formación al alumnado. Por eso ponen como “obligatorias” la lengua, la historia, las matemáticas, etc… Cuando la LOMCE elimina a la Historia de la Filosofía o la Ética dentro del grupo de las “obligatorias” lo que persigue, y no hay que ser muy listo para darse cuenta, es desterrar el pensamiento crítico de las aulas y sustituirlo por borreguismo, aceptación del orden establecido, pensamiento único, etc. Eliminando la Historia de la Filosofía del bachillerato (pues camuflarla entre otras dieciséis materias optativas de las que las comunidades autónomas y los centros pueden elegir entre una y tres es eliminarla ) algo gana quien quiere seguir utilizando un sistema educativo en pro de unos intereses partidistas y derechistas. A algunos no les interesa que se divulgue que hubo un señor llamado Kant que invitó a salir de la minoría de edad, a ser críticos. O que hubieron otros como un tal Marx, Bertrand Russel o Nietzsche que cuestionaron y criticaron los sistemas de ideas y/o económicos establecidos. Mi pregunta es ¿Le interesa a la derecha defensora de este capitalismo neoliberal unas asignaturas tan incómodas como la Historia de la Filosofía y la Ética en su sistema educativo? Creo que no.
¿Qué producen estas materias? Pues nada más y nada menos que pensamiento crítico. Capacidad para cuestionarte la realidad que te circunda. Te brindan la posibilidad de plantearte proyectos de vida que no sean impuestos por ninguna institución (laica o religiosa). Producen la capacidad de ‘sospechar’ cuando ves a un lobo acercarse vestido de cordero. Producen rebeldía y espíritu de lucha. Produce inconformismo y exigencia de respeto y cumplimiento de los derechos fundamentales de las personas. Producen seres humanos libres.
Alexis Rivero.
Totalmente de acuerdo, compañero. Se puede decir más alto, pero no más claro. Un placer contar contigo por estos lares. ¡Y a seguir alzando la voz!
ResponderEliminarEnhorabuena por este artículo, Rubén. Estoy de acuerdo contigo. "Una visión de conjunto laica y racional de cuanto nos rodea" -en definición de Fernando Savater no puede faltar del curriculo educativo.
ResponderEliminarTambién estoy totalmente de acuerdo con las ideas y argumentos de Alexis Rivero. Poco se puede añadir a este incisivo artículo y a la lúcida intervención de Alexis.
ResponderEliminarCreo que, con no ser especialmente dilatada, mi experiencia en Educación sí que ha sido y es muy intensa. Considero que la LOMCE es un auténtico disparate. Mi intuición se reafirma en su carácter malintencionado y altamente adoctrinatorio. Sufrimos las consecuencias de una línea de pensamiento que entiende la Educación en términos económicos y tecnológicos, que entiende la Educación como una causa utilitaria material, que entiende que es más importante formar a buenos consumidores y no a personas que piensen con libertad. Que espera obtener de la "máquina educativa" otros muchos ladrillos más... para el gran muro de un maldito sistema tiempo ha establecido a mayor gloria del mercado y del dinero.
Saludos.
Nada que añadir. Artículo, corto, concreto, dando en el clavo y perfectamente complementado por los comentarios. Gracias. Leyendo esto no me siento solo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con todo lo que se ha dicho como glosa a este estupendo artículo. Pero también es cierto que la asignatura de filosofía debería seguir la máxima kantiana de que no hay que enseñar filosofía y sí a filosofar, aunque sé que eso no depende de los profesores sino de los que elaboran los programas. Un saludo.
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